jueves, 16 de junio de 2011

Que baje Dios y lo vea


¿Cuál sería la cara de Alexander Graham Bell (primero en patentar el teléfono en 1876) si se levantase de su tumba?

Gente en el autobús con “tabletas”, gente por la calle con “iPhones”, gente chateando por “Blackberry” y la nueva y generalizada forma de interacción social “facebook”.

Quién le iba a decir a Christopher Sholes, cuando inventó en 1868 la primera máquina de escribir comercial, que 143 años después bastaría con la yema de un dedo y una pantalla táctil. Y a John Vincent, quién allá por 1942, inventó la primera computadora digital electrónica ABC, que ahora ni siquiera se necesita para almacenar y procesar información, gracias a las nuevas “iClouds” de Steve Jobs

Nubes. Nubes como centro de almacenamiento de información. ¿Cómo le explico yo esto a mi abuela? Para nosotros (la generación de la tecnología) el concepto es claro y la idea muy práctica, pero según retrocedemos generaciones esto suena a película de ciencia ficción.

Hace tiempo que olvidé (como tantas otras cosas) el significado de “memoria”. Ya no es necesaria. Duda que te surge, iPhone, Blackberry, ordenador o cualquier otro dispositivo con acceso a Internet que te la soluciona.

Me pregunto si en los colegios seguirán aprendiéndose los ríos y sus afluentes de memoria, así como las capitales del mundo. ¿Para qué? ¡Si ya no es necesario! Pobre Trivial, desaparecerá… Nadie sabrá nada, pero eso si, seremos autenticas máquinas en la búsqueda de información. Propongo entonces el iTrivial. ¡Quesito al primero en encontrar respuesta!

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