Hace poco escribimos unos amigos sobre este cuadro: Hotel room, de Hopper.
Temática: Libre
Único requisito: El cuadro como inspiración, interpretación o conductor del relato.
Y esta fue mi pequeña aportación...
El martes me invitó a merendar. Por cierto, menudo casoplón en pleno Paseo del Prado, sin palabras, ya la querríamos muchos... No entiendo porque se empeña en vivir en la habitación más pequeña. Dice que el resto le produce agorafobia y que ésta la encuentra acogedora. En el salón, té con pastas. Era la hora del té, o eso decía ella. Venía muy "British" tras su estancia en Liverpool. Como siempre las maletas aún sin recoger, kilos de ropa para lavar y una lavadora puesta de hace un mes. Igual hasta consigue colores nuevos cuando la saque...
"Cookies" por aquí, "muffins" por allá, cigarro por aquí, colilla por allá... ¡No para! Y que pesada con el librito de "recipes", como decía ella... Desde el cuarto y a voz en grito, se empeñaba en recitarme cada una de las recetas de todas esas galletitas, bizcochitos y sandwichitos que cubrían la mesa. Total, para qué, si luego no prueba bocado. ¡Así está! Ni un gramo de grasa más de la necesaria (barómetro aceptado por toda la sociedad, que oscila entre la anorexia y la casi anorexia). Me recibió en bañador. Venía de su sesión de "aquafitness" con su "personal trainer". Te digo yo que ni Michael Phelps aguanta esa clase.
Por fin conseguí callarla, sentarla y tranquilizarla, detrás de ese manojo de nervios y de esa careta de "femme fatale" algo me tenía que contar...